Alberto Schommer, mucho más que el nombre de una calle

Fotografía de Alberto Schommer

Alberto Schommer

El pasado 9 de septiembre falleció en San Sebastián el fotógrafo Alberto Schommer, quien 87 años antes había nacido en Vitoria-Gasteiz. Fallece tras un proceso cancerígeno, pero fue el 9 de agosto, el día de su cumpleaños, cuando se agudiza la enfermedad. Tras cenar en el Arzak con unos amigos, siente un fuerte dolor de espalda y al acudir al médico le informan de la existencia de una metástasis del cáncer que padecía.  Queda claro, por su apellido, que sus orígenes no provienen de una familia alavesa. Es hijo de un alemán, Alberto Schommer Koch, que era médico de profesión, pero conoció de muy cerca el mundo de la fotografía. Su padre en un principio se instala en Donostia, y fue allí donde conoce a Dücker, un número uno de la fotografía en ese momento, al ser alemán como él, lo acogió y lo llevó a Zaragoza y a Madrid. Fue de él de quien aprendió el oficio.

Más tarde su familia se instala en Vitoria y su padre se convirtió en uno de los mejores fotógrafos de la España de los años 40 y 50.

Es el propio Schommer quien cuenta que entró a trabajar en el negocio familiar, por echar una mano, pero lo que de verdad le gustaba era pintar. No obstante, aunque reconoce que, al principio, cuando cogió una cámara de fotos no sabía ni cómo funcionaba, algo había en él que presagiaba el gran artista en que se iba a convertir. Su padre puso en el escaparate del negocio familiar unas fotos hechas por Alberto, y un publicista francés que pasaba por allí y las vio, entró a preguntar por el autor de las fotografías. Tras esta anécdota casual, Alberto Schommer marcha a París y conoce y trabaja con Balenciaga. Pero a petición de su padre tiene que volver a Vitoria-Gasteiz, si bien le hubiese gustado marchar a Nueva York.

Aunque fue su padre quien le enseño los entresijos de la fotografía, Schommer no se consideraba alumno suyo, se sentía más «autor», más en la estela del grupo AFAL (Agrupación Fotográfica de Almería), ya que fueron ellos los primeros en manifestar que la fotografía era un arte independiente y con más posibilidades que otras expresiones artísticas antiguas. En 1958 dicha agrupación le concede un Premio de Honor.

El año 2005 Alberto Schommer crea en Madrid la Fundación Alberto Schommer, de la cual fue presidente, y lo hace con la intención de organizar, conservar y difundir su archivo personal y artístico. La Fundación se constituyó con la finalidad de fomentar la fotografía como arte y también para constituirse en el germen de un futuro Museo Nacional de Fotografía.

La ciudad que le vio nacer tuvo dos intentos de crear sendos proyectos para albergar su obra, primero en el año 2001, cuando comenzó la idea de crear un centro internacional de fotografía para guardar el legado del artista, proyecto que más tarde, en 2003, el entonces alcalde Alfonso Alonso retomó para construirlo en el solar que ocupa el Gaztetxe, pero pese a tener conversaciones con Alberto Schommer, no llegó a fraguarse. Más tarde, en el año 2010, durante la alcaldía de Patxi Lazcoz, se recuperó la iniciativa y se pensó ubicar el centro en el Palacio Zulueta. Albeto Schommer, junto al arquitecto Rafael Moneo, visitaron la ciudad a fin de analizar el palacio y diseñar el proyecto, pero tampoco cuajó. Lo que sí existe es una calle en el barrio de San Cristóbal en honor al artista vitoriano. La ciudad le dedicó la Medalla de oro de Álava, pero quizás tiene algo que pocos artistas han conseguido: un haya en el parque de la Florida, un árbol dedicado a su figura, un árbol que él mismo eligió porque de crío, de camino al colegio, lo veía y siempre sintió admiración por el citado árbol y su porte.

Haya en el parque de la Florida en honor a Alberto Schommer.

Haya en el parque de la Florida en honor a Alberto Schommer.

Alberto Schommer tuvo un estrecho vínculo con la Catedral de Santa Maríatemplo que fotografió para un libro editado por la Fundación Catedral de Santa María.

En 1996 fue nombrado Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.  En 1998, con motivo de su ingreso, pronunció el discurso «Elogio a la fotografía», del que hemos rescatado un fragmento:

«Elogio a la Fotografía» no es un discurso que sirva para abrir nuevos caminos; ni siquiera como ensayo para fortalecer ciertas necesidades de esta Academia; sólo es un canto a un nuevo medio para hacer arte, un intento de captar su interés sobre la fotografía, un atrevimiento para decir: ¡la Fotografía existe!

En 2008 recibió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, en 2013 fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía. El jurado reconoció su trayectoria fotográfica y también lo que había innovado en la fotografía desde el punto de vista técnico y documental. Entre sus muchos reconocimientos y méritos tiene uno que hasta el momento ningún fotógrafo vivo lo tiene: el año 2014 exhibe la exposición «Máscaras» en el Museo Nacional del Prado. Cuenta el propio artista que en esa época se hallaba inmerso en una depresión tras la muerte de su amada esposa Mercedes, y su amigo Rafael Moneo fue a visitarle a su casa de Madrid. En esta visita le pregunta qué podía hacer para animarle, y el le contesta «hombre, pues exponer en El Prado». Su amigo se dirige al director del museo, Miguel Zugaza, y se lo propone, y de esa forma se organiza la exposición, donde 18 de sus retratos de escritores y artistas de distintas generaciones estuvieron acompañados por una selección de 13 retratos pintados de las colecciones del Prado del siglo XVI hasta principios del XX.

Un año antes de fallecer, con 86 años, elaboró «No oculto nada», serie de retratos políticos que hizo a siete candidatos de la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de Madrid. La idea nace de la preocupación, por parte del artista, sobre la enorme corrupción política.

No oculto nada. Schommer

Schommer prepara todo meticulosamente. Foto El País.

No oculto nada

Alberto Schommer revisa las fotografías realizadas para «No oculto nada». Foto El País.

Su obra es inmensa y su legado maravilloso, la mejor manera de conocerlo es a través de su fundación, en este enlace se puede ver su obra agrupada e informarte detalladamente de sus exposiciones, biografía… Cuando se le preguntó en una entrevista realizada para el periódico El País, sobre sus obras favoritas, señaló que la que le hizo a Andy Warhol en Madrid o la de Roy Lichtenstein en París:

«Eran delirantes. Las contemplo y me sorprendo de mi audacia»

Retrato de Andy Warhol de Alberto Schommer

Schommer frente a su obra

Alberto Schommer fue uno de los fotógrafos contemporáneos más destacados. Se formó en Alemania y París y sus comienzos se vincularon a las tendencias más renovadoras del arte español de la década de los 60 y 70. No se separaba de sus cámaras Leica y Rolleiflex, y las cámaras digitales no le interesaban nada. Según palabras suyas:

 “No me interesa nada. Cualquiera con buen ojo y pulso puede hacer una buena foto. O una utilizable. Pero yo trabajo con sensibilidad, garra y fuerza. Otra cosa es que todavía tenga buen ojo y pulso….”.

Soy de la opinión de que el arte no tiene fronteras y por tanto los artistas que lo crean tampoco debemos adueñárnoslos, pero sí que podemos sentirnos orgullosas de compartir la ciudad que lo vio nacer.

 

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